Alejandra Pérez
Practicante Psicología UDLA
Desde la Fundación Pequeñas Huellas Juveniles se trabaja en pro del bienestar infanto-juvenil, y se preocupa por la salud mental de su población, por ello, es importante hablar de la autoestima, y como favorece o interfieren las promesas de fin de año, teniendo en cuenta que estamos próximos a un año a nuevo, pero ¿qué relación hay entre estos dos conceptos?, es importante recordar que la autoestima es un pilar fundamental para el funcionamiento de las personas en todas las áreas de su vida. Esta estima, cuando se refuerza en pro de su aumento, contribuye a que el ser humano pueda desenvolverse en todas las actividades que realiza en su cotidianidad, además, ayuda a que se sienta capaz de afrontar y superar las adversidades, mejorar su autoconcepto, y tendrá la capacidad de asimilar sus errores, entendiendo sus consecuencias como una enseñanza para mejorar su calidad humana.
Ahora bien, las promesas de fin de año son retos
o ilusiones que establece una persona para mejorar su vida, estas promesas
funcionan como motivadores debido a que sus acciones y energías están dirigidas
a alcanzar una meta concreta, según sea las necesidades del ser humano, las
recompensas serán puramente íntimas, reflejadas en el amor propio, satisfacción
personal, independencia, fuerza interior y la confianza...
Las claves principales serán visualizar el
objetivo de sus deseos y la constancia para llegar a ellos. A partir del
ejercicio de estas motivaciones, se irá contribuyendo a la estimulación de la
autoestima, puesto que, si se llega a la meta planeada y su esfuerzo ha sido
altamente positivo, el bienestar emocional estará nivelado.
Las acciones del individuo van siempre dirigidas
a un objetivo, nacen de la motivación de cubrir ciertas necesidades que tiene y
que normalmente suelen ir ordenadas según la importancia que tienen para su
bienestar, es por esto que las promesas influyen en el propósito de vida de
cada ser terrenal, debido a que los
lleva a en enfrentar retos y dificultades que lo llevan a mejorar su vida.
Así, le permite evaluar de una forma objetiva en
qué punto de la vida se encuentra, que actividades son importantes y cómo se
encuentran en términos de autoconcepto y autoestima, dos elementos que
determinan la forma en la que se ven a ellos mismos e interpretan su realidad.
Un claro ejemplo se puede evidenciar cuando una persona se propone para el
nuevo año aprender o estudiar un nuevo idioma, al culminar ese nuevo año,
cumpliendo ese deseo, la probabilidad de que se sienta mejor consigo mismo será
altamente significativa, sintiéndose orgulloso del deber cumplido, favoreciendo
su bienestar y aumentando su autoestima al tener un nuevo aprendizaje que puede
seguir aplicando en su vida, por tanto, ira creciendo en las diferentes áreas
en las que se desenvuelve.
Sin embargo, cuando estas promesas se establecen
pero no se cumplen o no se invierte el mínimo esfuerzo para lograrlas, la
persona presentara sentimiento de inferioridad al no cumplir con lo deseado,
por ello, es posible que sienta un vació que se podrá ver reflejado en su
autoestima, y se podran escuchar afirmaciones tales como; “no soy capaz” “no
sirvo para nada” “nunca podré conseguir lo que quiero” “no sirvo para
esto”, Dado que no se sentirá bien con
el mismo y no tendrá la misma motivación si se hubiera logrado sus objetivos.
Sin duda la autoestima es un factor que
determina el comportamiento del ser humano y su actuar con su entorno, es
decir, es un elemento que guiará constantemente la percepción de la persona, la
aptitud y la manera de enfrentarse a las situaciones a las que se ve expuesto
durante su desarrollo, allí se encuentra la importancia de cumplir con los
deseos de fin de año, debido a que el hecho de cumplirlas siempre van a
favorecer al bienestar de la persona, puede que en medio del proceso de cumplir
sus objetivos se presenten adversidades que limiten el logro, pero el intentar
y él esforzase le aporta al individuo la satisfacción de evolucionar
positivamente.
Hay
infinidad de promesas u objetivos que se plantean las personas al iniciar o
finalizar un año, pero es importante tener claro no solo el objetivo, sino las
ganas de hacer que sea posible o al menos el intento de irlos construyendo a
corto, mediano o largo plazo para evitar frustraciones futuras que afecten la
estabilidad emocional de las personas, en lo posible se debe procurar que sean
metas que aporten positivamente al bienestar individual y/o colectivo.
Finalmente, es importante resaltar que dichas
promesas no se deben utilizar para afectar a alguien más, sino que, por el
contrario, traigan consigo paz y tranquilidad, por esto, es esencial recordar
que las populares promesas de fin de año, tienen un fin significativo no solo
culturalmente, sino que puede aportar positivamente al bienestar de cada
persona, en el nuevo inicio de año.
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