Laura Isabel Ramírez Apache
Practicante Periodismo UdeA
El 19 de marzo se conmemora el Día Internacional del Hombre
en Colombia (en otros países se conmemora el 19 de noviembre). Esta fecha fue establecida en 1992
en Estados Unidos por Thomas Oaster, director del Centro de Estudios
Masculinos en la Universidad de Misuri-Kansas con el objetivo de abordar temas
como la salud masculina, resaltar el papel positivo y las contribuciones que
realizan los hombres en su comunidad y en la sociedad, promover la igualdad de
género, la paz, la no violencia, la equidad, la tolerancia y el entendimiento.
Con esta conmemoración nos preguntamos qué es la masculinidad y ahondamos en el concepto nuevas masculinidades. Mireya Cidón en Amnistía Internacional (movimiento global que lucha por una humanidad justa y libre en la que todas las personas vivamos con dignidad), explica que el concepto nuevas masculinidades tiene que ver con el deseo de muchos hombres de crear y vivir en una sociedad igualitaria, donde son necesarias otras formas de ser hombre y, para ello, reconocen la importancia de cambiar determinados elementos de la masculinidad tradicional.
Antonio Boscán enfatiza
en su artículo
Las nuevas
masculinidades positivas, que
plantear una redefinición de la masculinidad,
ya no se trata de un asunto demandado únicamente por las feministas sino que
representa también el deseo de muchos hombres que diariamente realizan de forma
coartada y reprimida, diversas prácticas que, a pesar de las adversidades y
circunstancias, se han atrevido a explorar a través de relaciones y posiciones
íntimas, sociales y políticas distintas a las tradicionalmente establecidas
para los varones.
La idea común que hoy en
día se tiene sobre la masculinidad está construida en un estereotipo excluyente
de lo homesexual, sensible, débil, entre otros. No es de extrañar que a muchos
hombres les cueste cuestionar y replantear esta idea por miedo a perder su virilidad (conjunto de características
que se atribuyen tradicionalmente a un varón u hombre adulto, como la energía,
el valor, la entereza, etc), aún cuando es una construcción social que no
define su valor como persona ni como hombre, pero se los han enseñado así.
Sin embargo, cuestionar
los modelos que se nos han impuesto, tanto a hombres como a mujeres, de cómo
debería verse la masculinidad, es el primer paso para ser conscientes de todos
los limitantes que tenemos y que cargan a las personas de frustraciones,
inseguridades e impedimentos para desarrollarse como desean, tanto a nivel
social como personal.
Las nuevas
masculinidades más allá de un concepto representan el propósito social de
cambiar las estructuras que hasta ahora conocemos y construir unas más
flexibles, en las que haya espacio para la diversidad y en las que no se
pretenda moldear a todas las personas bajo las mismas características físicas y
de personalidad. Esta es una invitación a preguntarnos de qué manera la idea
que tenemos de masculinidad (tanto hombres como mujeres) nos está limitando y
promover nuevas formas de masculinidad en las que nos sintamos cómodos y
libres.
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